POR: VICTOR ARRIAGA
Hace aproximadamente cuatro años
comencé una nueva etapa en mi vida, quizá la más importante: elegir la carrera
en la que me desempeñaría el resto de tu vida y, sobre todo, la universidad,
que no fue un proceso fácil.
Aun recuerdo el momento en el que
me disponía a buscar universidad. En medio de muchos folletos, encontré uno que
llamó mi atención, aquel folleto amarillo con un buen mensaje que no he
olvidado “Aquí no te decimos…. Haz lo que
quieras, sino haz lo que piensas”, frase que desde ese momento me impactó y
me motivó a elegir una universidad entre
miles que se encuentran en el DF y fuera del mismo.
Así es como llegue al Instituto de Mercadotecnia y Publicidad,
que conocemos como “IMP”. Un lugar pequeño
en estructura, sin embargo, siempre he pensado que no se necesita tener la
universidad más grande, llena de edificios, canchas de futbol, alberca,
jardines u otros campus como las demás, porque lo que realmente hace a una
universidad, no son sus instalaciones o el gran espacio de trabajo, lo que hace
a una universidad son sus alumnos, quienes día a día luchan por salir adelante
y buscan superarse y hacer algo importante de su vida.
¿Qué me deja el IMP?
El IMP me deja las herramientas
necesarias para superarme y defenderme en la vida diaria; me deja la fuerza y
la confianza de pararme el día de mañana frente a un cliente o un auditorio y
presentar un trabajo o un tema con la
seguridad de que está realizado con calidad y con la mayor entrega y esfuerzo;
así como también me da las armas para
salir a comerme el mundo de una sola mordida y no temerle al peligro. En una
ocasión uno de mis profesores me dijo “La vida allá afuera es una selva llena
de animales muy peligrosos, donde sólo los mejores sobreviven, y tú eres la
presa débil que en un inicio debe de sobrevivir y luchar en contracorriente. No
te dejes caer y si en el intento lo haces, levántate y aprende del error, pero
no te des por vencido”.
Me llevo los mejores momentos de mi
vida, momentos que nunca olvidaré, momentos que estarán siempre presentes en mí.
Cómo olvidar aquellos instantes llenos
de alegría o quizá enojo que pase junto a mis compañeros, amigos y demás
personas. Aún recuerdo aquellos jueves por la tarde en las que al salir de
clases nos íbamos por las famosas "piguvias"
(cervezas), las pocas veces que lo hice, me divertí en grande y disfrute al
máximo.
Muchas cosas pasaron, cabe
mencionar que nunca fuimos un grupo tan unido
y que a lo largo de los semestres nos fuimos quedando cada vez menos. No obstante,
convivir con Miguel, Carlos, Diana, Rebeca, Stephi y Anahí me hizo entender sus
virtudes y errores, y aprendí que cada
uno es diferente.
Nunca olvidaré a mis profesores -que
buenos o malos- a lo largo de estos años me enseñaron las bases necesarias para
crecer personal y profesionalmente. Gracias a ellos el amor hacia mi carrera
fue en aumento, por tal motivo hoy les puedo decir que amo mi carrera, amo Mercadotecnia
y todo lo que realizo.
Nunca olvidaré a directivos,
profesores y amigos del IMP. Y hoy que
concluyo mi carrera, les puedo decir que el IMP es una comunidad como ninguna.
Sólo me queda darle las gracias a
mis padres y a mi familiares, que me han apoyado toda la vida, y que se han
esforzado por que yo tenga lo que ellos en su momento no tuvieron, dejándome la
mejor herencia que un padre nos puede dejar... la educación, ya que gracias a
ellos estoy aquí.
También agradezco a mis profesores
que me enseñaron lo necesario para salir hacia adelante y poder entender que en
la vida nada es gratis, que hay que luchar para conseguir lo que se quiere, sin
esperar a que las demás personas te ayuden, porque cada uno tiene la capacidad
para luchar y cumplir los objetivos que se plantea desde un inicio.
Gracias a mis amigos y compañeros
que creen y que confían en mí, porque al igual que ellos, yo confío en ellos y
estoy seguro que la vida les va a sonreír. Hoy les digo que tienen mi apoyo
incondicional y que ahí estaré para lo que sea. A ellos les deseo lo mejor en
este nuevo comienzo, ya que hoy se cierra una página de nuestras vidas, sin
embargo, empezamos a escribir una nueva, donde las cosas que sucedan serán para
bien de cada uno de nosotros.
No me quiero despedir sin antes
comprometerme a cumplir mis metas, sueños y objetivos. Gracias a todos por
formar parte de mi vida, nunca los olvidaré, espero en un futuro volvernos a
encontrar.
No les digo adiós, sino hasta
luego.
IMP, gracias por todo.
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